Jacob era un tramposo.
Pedro tenía un temperamento.
David tuvo una aventura.
Noé se emborrachó.
Jonás huyó de Dios.
Pablo era un asesino.
Gedeón era inseguro.
Miriam era chismosa.
Martha era una angustiada.
Thomas era un escéptico.
Elías era mal humorado.
Moisés tartamudeaba.
Zaqueo era bajo.
Abraham era viejo.
Lázaro estaba muerto.
Y, con todo, él realmente me dijo: “ Mi bondad inmerecida
es suficiente para ti; porque mi poder está perfeccionándose
en la debilidad”.
Por eso muy gustosamente prefiero jactarme respecto de mis
debilidades, para que el poder del Cristo permanezca como tienda
sobre mí.
2 Corintios 12:9
No comments:
Post a Comment